Owen quiso huir llevándose consigo un corazón roto, no quería volver a verla y se encerró en sí mismo, sumido en una miseria que le acarreaba más problemas de los que quería ver.
Phoebe todavía estaba empezando a conocerse y ya su vida estaba resuelta.
Se sentía tan vacía y controlada que se marchó lejos, muy lejos, tan lejos que pudo llegar a encontrarse a Owen, por pura casualidad.
Una convivencia juntos conllevaría hacerse a la idea de que coser una herida o llenar un vacío no eran problemas que se pudieran resolver sin pedir ayuda.
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