En este primer libro de cuentos, Magnolia no solo da rienda suelta a su prolífera imaginación de lectora, que busca razones para todo, sino que nos lleva de la mano, comparte y cautiva a través de sus historias que tienen mucho de lo que fuimos, guardamos y atesoramos en nuestros corazones con alma de niños. En algunas historias como en Ojos de vivo, La herencia del Conde Guzmán y Álgida, se siente una mezcla de fi¬cción, miserias humanas y egoísmos, que trascienden, evocan y socavan. Ella combina vivencias y quimeras, que miti¬fica de una manera magistral como en el caso de Encuentro con el galipote, La leyenda de la culebra de las siete cabezas y Al mar. Al leer sus narraciones, nos adentramos en su mundo mágico, no solo de manera escrita, sino a través de hermosas y signi¬ficativas ilustraciones; imágenes que nos trasladan de manera vívida a cada lugar en que habitan. Sin duda alguna, Magnolia ha logrado un gran trabajo, la realización de un sueño y sin esfuerzo, hacernos protagonistas y antagonistas del mismo.